jueves, 4 de junio de 2015

¿ESTAMOS CONTAMINANDO EL SISTEMA SOLAR?

Sistema solar – Planetas y planetas enanos – crédito imagen: Farry
 Millones de microorganismos terrestres pueden estar repartidos por el Sistema Solar viajando como polizones en las docenas de sondas espaciales que hemos mandado para explorar el espacio. Ya se sabe que algunos microbios sobrevivieron más de dos años en las duras condiciones lunares, ocultos en sonda Surveyor III de la NASA que alunizó en 1967. ¿Encontrará alguno de estos microorganismos en algún lugar remoto la oportunidad para proliferar? Y con el paso del tiempo… ¿a qué podrían dar lugar sus descendientes durante un prolongado proceso evolutivo? 

 

El 20 de abril de 1967 alunizó en el Mar de las Tormentas de la Luna, la sonda Surveyor III  de la NASA.  Realizó múltiples experimentos  en el suelo lunar, excavó un agujero y tomó más de 6.000 fotografías de su superficie. Terminado el trabajo quedó abandonada – en principio para siempre - en la desolada vastedad lunar. 

 

Pero el 14 de Noviembre de 1969 el Apolo XII despegó del Centro Espacial Kennedy. Pese a hacer frente a una serie de dificultades imprevistas el Apolo XII consiguió alunizar con éxito en el Mar de las Tormentas el 19 de Noviembre, muy cerca de donde se encontraba abandonada la sonda Surveyor III.

Entre otras misiones, Pete Conrad y Alan Bean (respectivamente el tercer y el cuarto ser humano en pisar la Luna), se dirigieron hasta la abandonada Surveyor III, desmontaron varias de sus piezas y, debidamente embaladas en condiciones de absoluta esterilidad, las trajeron de vuelta a la Tierra. 

 
El programa Apolo tomó muchas precauciones con la esterilidad (incluyendo la cuarentena de los astronautas al volver a la Tierra), pues había preocupación por no traer a la Tierra algún hipotético microorganismo Lunar (aunque se sabía que la probabilidad de que hubiese vida en la Luna era extremadamente remota). 

  
De vuelta a la Tierra, el estudio de las piezas recuperadas de la Surveyor III reveló un hecho sorprendente: Tras haber pasado mas de dos años y medio en las condiciones tan extremas de la Luna (sin agua, sin nutrientes, sin atmósfera, bajo a una radiación intensísima, a temperaturas extremas) sobre ellas había una multitud de microbios vivos en perfectas condiciones.

 

No eran microbios lunares: se trataba, en concreto, del Streptococcus mitis, un microbio vulgar, bastante común en la Tierra, que esta en la boca de muchas personas.  

El Streptococcus mitis es una especie mesófila alfa hemolítica de Streptococcus que habita en la boca humana; es un coco Gram positivo, Anaerobio facultativo y Catalasa negativa; puede provocar endocarditis. Estos Streptococcus, habían viajado como polizones en la Surveyor III y resistido durante años las condiciones mas extremas que puedan imaginarse. Tras sus obligadas vacaciones durante dos años y medio fueron devueltos sanos y salvos por el Apolo XII a su hábitat natural: la Tierra. Indudablemente, muchos de sus congéneres todavía siguen en la Luna (la mayor parte de la Surveyor III todavía permanece allí). Nadie sabe cuanto mas pueden resistir, pero podrían ser muchos miles de años, esperando una nueva oportunidad para proliferar en buenas circunstancias. 
  
Ahora bien, si estos microorganismos fueron capaces de sobrevivir en la Luna… ¿cuántos millones de ellos estarán repartidos por el Sistema Solar viajando como polizones en las docenas de sondas espaciales que los seres humanos han enviado al espacio  para explorar el universo?. 
 

Algunas de las sondas espaciales enviadas a explorar los confines de nuestro sistema solar – Voyager 1 ya en espacio interestelar - llevan un mensaje de la humanidad, con la esperanza de contactar con alguna civilización avanzada en un futuro muy lejano. Pero lo que no hemos tenido en cuenta es que aparte del mensaje se ha enviado una muestra de la esforzada vida Terrestre, aunque sean los representantes más diminutos, bacterias.

¿Encontrará alguno de estos microorganismos en un lugar remoto la oportunidad para  proliferar? Y con el paso del tiempo, ¿a qué podrían dar lugar sus descendientes  durante un prolongado proceso evolutivo? 

Habría que decir también que “lo pequeño es resistente” y pensar en ver a los microbios como oportunidades que podría abrir un interesante camino. El Neolítico empezó domesticando plantas y animales. Tal vez si domesticamos microbios – con sus infinitas posibilidades – se estaría abriendo paso  a una nueva era. 

El trabajo investigativo se encuentra en Biotecnología Ambiental, de Eduardo Costas, Catedrático de Genética en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid.


Fuente: Tendencias 21 / Wikipedia /